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  Un día sola, en la cocina Cierto día estaba sentada en una silla de la cocina apoyando mis codos sobre la mesa. Me sentía sola, tremendamente sola, no puedo salir, a caminar a visitar a la familia, los amigos que angustia, que triste que es la soledad, mi mente comienza a divagar, ¿haber con quién puedo conversar? La mesa tiene un mantel en el centro una fuente cargada de frutas, manzanas, naranjas, bananas, mandarinas y limones, las miré detenidamente, y pensé, ¿si me como alguna? No estaba decidida a quién comer, y note que de repente se empezaban a mover. La manzana enrojeció de temor, dijo; Ay, que a mí no me elija; No quiero morir aún yo la mire de reojo y le dije, lo estoy pensando, ¿una manzana a media mañana, estaría bien? ¡aunque pensándolo bien! ¿Una banana no estaría del todo mal? La banana que estaba muy quieta se separó de las demás frutas y empezó a parlotear. no sé que cosas decía, pues yo lo la entendía, la naranja se vino rodando hasta mí, me dijo muy bajito,...